Sunday, August 20, 2017

El Annunaki y El Mormón

Mientras esperaba mi turmo en una tienda departamental, tuve ocasión de escuchar a dos empleados hablando de los Anunnaki. Aquellos seres, afirmaba uno de los empleados, vinieron del planeta Nibiru y fueron aquel dios creador del Génesis bíblico.


El autor de esta hipótesis fue el autor de origen ruso Zecharia Sitchin, quien en 1976 la propuso con la publicación de su libro El Doceavo Planeta.

Si bien Sitchin tenía un grado en economía por la Universidad de Londres, no contaba sin embargo con formación académica en lenguas antiguas. Su conocimiento de la escritura cuneiforme sumeria era autodidacta.


En su tiempo, Sitchin pudo hacer sus propias traducciones e interpretaciones del lenguaje cuneiforme debido a que sólo especialistas eran capaces de leerlo. Es en años recientes que dicho lenguaje se puso al alcance de no expertos con trabajos como el Léxico Sumerio de John Alan Halloran, publicado en el 2006.

Los errores del trabajo de Sitchin son de tres tipos:
  1.  De traducciones e interpretaciones de textos antiguos
  2. De observaciones astronómicas y científicas
  3. De literalismo del mito
Algunos de estos errores refutan las bases de su hipótesis:
  • El texto cuneiforme no menciona que Nibiru sea un planeta más allá de Plutón.
  • En el texto no existe conexión alguna entre Nibiru y los Anunnaki.
  • Tampoco se menciona en el texto que Nibiru gire en torno al Sol cada 3,600 años.
Actualmente as ideas de Sitchin son rechazadas por científicos y académicos por ser consideradas pseudociencia y pseudohistoria.

De forma similar el profeta mormón Joseph Smith tradujo en 1835 un papiro egipcio atribuyéndolo al profeta Abraham. En aquella época tampoco se contaba con la difusión de la escritura egipcia para corroborar lo dicho por Smith. Hacía pocos años, en 1820, que Champollion había logrado descifrarla gracias al estudio de la piedra Rosetta.


La investigación del trabajo de Smith concluyó que el papiro en cuestión era un texto funerario egipcio denominado El Libro de Los Suspiros, basado en El Libro Egipcio de Los Muertos, cuya antigüedad es de unos siglos antes de Cristo y no de 4,000 años antes de Cristo como afirmó el fundador mormón.


Hoy los avances científicos nos permiten leer y entender ambas escrituras, la jeroglífica egipcia y la cuneiforme sumeria, sin necesidad de intermediarios. Hoy podemos darnos cuenta de que tanto Smith como Sitchin no eran sino un par de charlatanes.

Desafortunadamente las investigaciones científicas no han tenido las repercusiones que debieran. Lejos de minar la credibilidad de su fundador, el mormonismo goza al parecer de buena salud y aún mucha gente sigue creyéndose la fantasía Anunnaki. Al parecer, una dulce mentira es preferible a una amarga verdad.

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